Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te diera desde arriba.
¿Por qué me juzgas haciéndome estas preguntas? Debes preguntar a los que me han escuchado. Ellos saben muy bien las cosas que he dicho.
Yo no he susurrado mi mensaje en secreto. He hablado abiertamente al mundo. He enseñado en los lugares de adoración y públicamente en el templo, en donde se reunían mis seguidores.
Si lo que he dicho esta mal, presenta evidencias de ello. Pero si he hablado la verdad, entonces, ¿por qué me pegas?
Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis seguidores hubieran tomado armas para defenderlo, pero yo no fuera entregado en sus manos. Pero mi reino no es de esta tierra.
Aun así, dices la verdad cuando me acusas a ser un rey. Para esto naci, y por este propósito vine al mundo, para ser un testigo de la verdad.
Todas los que aman la verdad, reconocen mi mensaje.
Jesús de Nazaret