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viernes, 25 de diciembre de 2009

Comerán los perros la carne de Jezabel

Sexo e idolatría, metáforas que legitiman la muerte de extranjeras


Resumen
El estudio histórico y literario de la vida y muerte de la profetiza y reina Jezabel posibilita la desconstrucción de metáforas de sexo e idolatría que circundan el lenguaje profético. Este lenguaje además de promover el exterminio de las mujeres extranjeras y sus deidades encubre la actuación y liderazgo de Jezabel como reina.

1. Introducción

En el ciclo de relatos de los profetas Elías y Eliseo hay una figura femenina, Jezabel. Ella por ser una profetiza del dios cananeo Baal es estereotipada como el mal de la religión de Israel. Con todo, me pregunto por la marginalización, violencia y muerte ejercida contra las mujeres extranjeras que no se acoplan ni asumen el monoteísmo yavista. Creo que estas muertes deben ser vistas como denuncias a una ideología deuteronomista que además de condenar los matrimonios mixtos, se empeña en relacionar el mal con las mujeres extranjeras.

Consciente de la importancia del movimiento profético en la literatura bíblica latinoamericana, quiero avanzar en este artículo preguntándome por el significado y sentido del Dios profético que para ser efectivo se fundamenta en la masacre del culto a Baal, Aserá o Astarte y de sus seguidoras y seguidores. De esta manera quiero cuestionar nuestra unilateral interpretación del movimiento profético como un movimiento de denuncia y esperanza para el pueblo pobre. Si bien es cierto que esta es una clave de interpretación valida, también hay que cuestionar y denunciar la intolerancia religiosa. Pues de hecho, el culto a Baal, era una expresión de la religiosidad del pueblo. Y esta religiosidad está estrechamente ligada a la vida de las mujeres y a la religión de las diosas, por eso quiero deconstruir las metáforas de sexualidad e idolatría que cercan a las mujeres extranjeras dentro del contexto de género y poder de los autores deuteronomistas. Pues ellas permiten el exterminio de las extranjeras y de sus diosas y dioses. Todo esto es parte de una estrategia institucional hegemónica del yavismo profético israelita.


2. Una breve aproximación histórica

Según la tradición bíblica, el profeta Elías, el tesbita de la ciudad de Tesbi en Galaad (1 Re 17,1), ejerció su actividad durante los reinados de Ajab y Ocozías (874-852 a.C.), por lo tanto, su actividad se insiere en el contexto de la política de Ajab. De este modo, la ascensión y el descenso de la dinastía fundada por Amri (884-841 a.C.) padre de Ajab, fornece el paño de fondo en el cual surgieron las tradiciones de Elías.

Amri llegó al poder a través de un golpe militar (1Re 16,15-22), después de un período de gran confusión y riñas internas. Los amridas encararon la crisis, combinando una política externa de alianzas con una política interna de fortalecimiento del estado. En el plano de la política externa, se destaca la alianza hecha con los fenícios a través del matrimonio de Ajab con Jezabel, hija de Etbaal, rey de Tiro y Sidonia. De esta alianza internacional surge un problema religioso, debido al crecimiento del culto a Baal y a la supuesta infidelidad al culto de Yahveh. La política interna estuvo marcada por el traslado de la capital Tersa para Samaria (1Re 16,24). Sin duda estas políticas trajeron un gran desarrollo económico a Israel, pero con ellas, llegó un gran desequilibrio socio-económico y grandes tensiones religiosas. La política religiosa de Ajab es asociada a la persona de Jezabel, seguidora de los dioses de Tiro, Baal y Aserá. En este clima de conflicto, la narrativa deuteronomista coloca la historia de Jezabel.


3. Mirando a Jezabel (1Re 16-21; 2Re 9)

La primera vez que aparece Jezabel es en 1Re 16,31, donde se habla de su casamiento con Ajab, rey de Israel, y donde hay una exposición sumaria de todos los males del rey. No en tanto, es de notar que éste no es el único rey que establece alianza con mujeres extranjeras ya lo habían hecho Jeroboam y Salomón, ni es el único que realiza construcciones y aumenta el número de sus caballos e instala altares para Baal e Aserá. Durante este reinado, la ciudad de Jericó fue reconstruida por Hiel por el precio de los dos hijos de Ajab. Pero el texto no dice directamente que Ajab fue el responsable por esos sacrificios tal como es interpretado (conferir 1Re 16).

En 1Re 18,4.13 hay referencias a las masacres de los “profetas de Yahveh” y que esto seria obra de Jezabel. Pero como afirma Claudia Camp “es improbable que su religión politeísta la hubiera motivado a eliminar a los profetas de Yahveh a menos que estos representaran una amenaza política” . La exclusividad del Yavismo profético indujo a algunos de sus seguidores a adoptar la mentalidad de cruzadas contra los adoradores de otras deidades. Los profetas de hecho, ejercieron poder en la vida política, ya que como autoridades de Yahveh ungieron reyes y los incentivaron a realizar golpes de estado. Pero la redacción deuteronomista culpó a Jezabel con una extrema exageración de la persecución de los profetas de Yahveh.

Kyung Sook Lee nos dice que “es improbable que una religión agresiva se haya originado en la casa real contra la religión de Yahveh, como lo describe el libro primero de los Reyes” . Por el contrario, la casa real aprobó la religión Yavista, una prueba de eso está en que todos los hijos de Jezabel y Ajab llevaron nombres de Yahveh (Ocozías, Jaram, Atalía). Además Yahveh y Baal trabajaron uno al lado del otro con respeto y veneración , e incluso, la diversidad y ambigüedad de los diferentes monarcas en Israel y Judea posibilitó una tendencia de pluralidad y convivencia de diversos sistemas religiosos tanto en la esfera de la corte como en el ámbito popular. Tal falsificación de los hechos históricos corresponde a una tendencia deuteronomista empeñada en demonizar a aquellas mujeres que poseían el poder.

En 18,40 Elías prende y mata los profetas de Baal, y en 1Re 19,1 Ajab, esposo de Jezabel, le da la noticia de que Elías degolló a los profetas de Baal en el Monte Carmelo. Jezabel le envía un mensaje a Elías amenazándolo de muerte. Según Phyllis Trible, hay un confronto y oposición entre Jezabel, la profetiza de Baal y Elías, el profeta de Yahveh . Pues de la misma forma como Elías amenaza a muerte a Jezabel por asesinato, ella también lo amenaza. Elías usó un juramento Yavista para anunciar la muerte de Jezabel en la parcela de Israel (1 Re 21,21). Jezabel usa un juramento baalamista para anunciar la muerte de Elías debido a la matanza de sus profetas.

En el capítulo 21 Ajab aparece como un compañero pasivo de Jezabel, ya que ella es quien ejerce el poder real. El rey regresa aborrecido e irritado por causa de que Nabot se niega a vender su viña, clamando que esa tierra es heredada de su padre. Por esto, Jezabel arma un plan, escribe a los ancianos y nobles de la ciudad de Nabot, ella promueve la proclamación de un ayuno durante el cual Nabot será acusado por maldecir a Dios y al rey, y como consecuencia de esto él será apedreado. Después de la muerte de Nabot ella envía a Ajab a tomar posesión de esa tierra.

Este episodio de 1Re 21 todavía aborrece e incomoda a muchos y muchas y parece que la historia de Jezabel se reduce solamente a este episodio. De este modo, saltamos la muerte abominable que ella recibe y no nos incomodamos con eso. Con todo esto, si comparamos el relato de 1Re 21, muerte de Nabot, con 2Re 9, muerte de Jezabel, vemos que todo el crédito delictivo es atribuido a Jezabel en 1Reyes, en cuanto que en 2Reyes ella ni siquiera es mencionada como culpada sino Ajab. La posibilidad de que Jezabel no fuera la culpable de la muerte de Nabot es reforzada en el final de 1Re 21, dónde la inclusión del oráculo del juicio contra Ajab es una inclusión deuteronomista. Para estos redactores, no es Ajab el responsable por hacer pecar al pueblo sino que es su mujer la que lo insista. De este modo vemos que hay una clara tendencia ideológica de un editor postexílico, ya que en este tiempo, la polémica gira en torno de las mujeres extranjeras y al peligro que los matrimonios mixtos representan para Israel. El ataque de Jehú a las “prostituciones de Jezabel”, también puede explicarse de la misma manera.

El libro segundo de los Reyes se caracteriza por las metáforas tendenciosas en contra de Jezabel. Jehú el usurpador designado para conquistar el poder del reino de Judea (2Re 9,9-27), en su lucha por la hegemonía, asesina primero a Joran, hijo de Jezabel, pero antes resalta “las prostituciones y magias de su madre Jezabel” (1Re 9,22). Seguidamente, mata al otro hijo de ella, el rey Ocozías.

Una vez muerto Ocozías, Jehú se dirige a Jezabel. Ella lo espera en la ventana con los ojos pintados y adornos en su cabeza, lo confronta desde la ventana superior. Ella lo llama de “Zimri”, el usurpador anterior, famoso por sus asesinatos (1Re 16,15-21). Sin embargo, sus propios eunucos se sitúan al lado de Jehú y la lanzan para abajo para que muera, allí ella es pisoteada por los caballos y su cadáver es devorado por los perros, según lo que había dicho Elías.

Este crimen parece no sorprender a muchos, ya que la memoria siempre nos remete a la muerte de Nabot. Pero la reacción brutal a la negativa de Nabot de vender su viña, puede entenderse dentro del contexto como una contestación real apropiada a la insubordinación, en contraste con la debilidad del líder Ajab. Así vemos como el poder de la retórica patriarcal permite las injusticias cometidas contra las mujeres y en especial contra las extranjeras que ejercen papel de liderazgo, por lo que representan un peligro de desestabilización del patriarcado y del monoteísmo israelita. Para el refuerzo de esta ideología la tradición tardía define los pecados de Jezabel en términos de sexualidad. Esta reina poderosa en múltiples sentidos, es reducida a un simple estereotipo y peligro sexual.


4. Muerte de Jezabel (2Re 9,30-37)

30. Y entró Jehú en Yizreel y Jezabel había escuchado y había pintado sus ojos y había arreglado su cabeza y miraba a través de la ventana
31. Y Jehú entró por la puerta y ella dijo: ¿acaso paz Zimrí asesino de su señor?
32. Y él alzó su rostro hacia la ventana y dijo: ¿quién conmigo? ¿Quién? Y miraron a él dos o tres eunucos
33. Y dijo: ¡arrojadla! y la arrojaron y salpicó su sangre el muro y a los caballos que la pisotearon
34. Y entró y comió y bebió y dijo: buscad a la maldita esa y enterradla pues hija de rey es ella
35. Y fueron a enterrarla y no encontraron de ella sino el cráneo y los pies y las palmas de las manos
36. Y volvieron e informaron a él y dijo: palabra de Yahveh eso que dijo por mano de su siervo Elías el tesbita diciendo: en la parcela de Yizreel comerán los perros la carne de Jezabel
37. Y fue el cadáver de Jezabel como abono sobre la superficie del campo en la parcela de Yizreel que no puedan decir esta es Jezabel.

Antes de proponer una estructuración para este relato, es importante observar que el v.36 cita las palabras de Elías de 1Re 21,23, y esta cita según el texto Masorético es una inclusión posterior. Por lo demás es posible reconocer la homogeneidad de esta secuencia narrativa. En los v.30-31 que introducen el relato es Jezabel la que conduce la acción, ella sabe que va a morir y valientemente ironiza la presencia de Jehú provocando su reacción inmediata. Una vez iniciada la acción es Jehú quien realiza su objetivo, muerte a Jezabel v.32-33. Ya muerta Jezabel, la sección de desenlace nos describe lo que sucede con su cuerpo v.35 y 35.

4.1. Y se había pintado sus ojos y arreglado su cabeza y miraba a través de la ventana

De acuerdo con la redacción deuteronomista, Jehú se acerca en busca de Jezabel y ella se encuentra en la ventana adornada como una prostituta. El sustantivo hebraico pk “pintura negra para los ojos” es empleado siempre en contextos de prostitución e idolatría femenina (v.30; conferir Ez 23,40, Jr 4,30). Ella que está adornada como le corresponde a la líder de uno de los cultos de la fertilidad, es estereotipada con las dos metáforas que cercan la vida de las mujeres extranjeras en el lenguaje deuteronomista, prostitución e idolatría. Ella no puede simplemente aparecer como reina, con toda la gloria de una monarca, para ocultar esto, el redactor da una énfasis extraordinaria a los adornos de Jezabel que incluso hasta hoy hacen eco, ya que ella es recordada como la gran prostituta. De hecho, una lectora o lector moderno no pensaría leer en el texto que un hombre en la posición de rey se ponga sus túnicas y coronas para esperar con cabeza erguida su muerte. Pero ella delante de su muerte inminente orgullosamente enfrenta el desafío. Ella se burla de Jehú y llamándolo de Zimri, alusión clara a 1Re 16,8-20, donde Zimri asesina al rey y usurpa el trono pero su reinado dura solamente siete días. Es una crítica seria a la política de Jehú y al Dios que él representa, puesto que lo llama de “asesino de su señor”.

4.2. Y salpicó su sangre el muro y los caballos la pisotearon

Una vez que Jezabel ha cavado su fin, Jehú pide ayuda para ejecutar su plan de asesinar a Jezabel, e irónicamente el redactor escoge como cómplices a dos o tres funcionarios de Jezabel. Se trata de eunucos, una condición común de los oficiales de las cortes reales del Antiguo Oriente. Ellos la tiran hacia la parcela de tierra de abajo, su sangre salpica el muro y los caballos la pisotearon y aplastaron . Toda esa violencia contra el cuerpo de Jezabel, además de ser un crimen terrible, es absolutamente consciente y su intención es la de estereotipar todavía más el cuerpo de la mujer. Junto con el narrador y los eunucos Jehú da testimonio de este hecho sangriento. De hecho él lo saborea, este hecho. “él entró comió y bebió”, Jehú se ha satisfecho.

4.3. Y su cadáver fue como abono

Mientras que Jehú comió y bebió, los perros también se alimentaban del cuerpo de Jezabel. Después de estar satisfecho, Jehú se recuerda de un detalle “esa maldita es hija de un rey”, por eso la manda a enterrar. La raíz verbal ’rr “maldecir” como participio pasivo tiene una fuerza extraordinaria contra la mujer. Pues él no menciona su nombre, ni reconoce su estado de reina de Israel, su identidad se deriva de su padre. Ella que fue independiente y autónoma, para poder ser enterrada como merece, un hombre debe redimirla, su padre. El modelo patriarcal israelita debe prevalecer.

Sin embargo, en este momento, la orden de Jehú no puede obedecerse. Un entierro apropiado a estas alturas es imposible porque los sirvientes no encuentran más que el cráneo, los pies y las palmas de las manos, la mayoría del cuerpo ha sido devorada. De este modo la profecía se ha cumplido, Elías ha triunfado y ella está derrotada. De este modo la pronuncia profética de Elías v.36 que es un añadido posterior toma más fuerza. El profeta vence finalmente a la mujer. Esta ideología de exterminio de mujeres y sus cuerpos parece no incomodar a muchos, incluso a muchas de nosotras mujeres que reproducimos estas ideologías patriarcales.


5. Conclusión

Considerando que los textos bíblicos en su forma final en que se encuentran son fruto del trabajo editorial pos-exílico, el retrato que se tiene de las mujeres extranjeras y sus cultos es altamente estereotipado. El yavismo profético justifica la violencia y muerte de estas mujeres líderes con sus metáforas de sexualidad e idolatría. Detrás de estas metáforas encontramos todo un mecanismo de poder patriarcal que posibilita fácilmente una lectura acrítica de la muerte de Jezabel. Por eso una aproximación feminista de estos textos busca ante todo cuestionar el yavismo profético que silencia y mata a las mujeres, sus cuerpos, su sexualidad, su liderazgo y sus deidades.

Al cuestionar estos modelos llegan a mi mente la religiosidad de tantas mujeres negras que me inspiran y que todavía hoy proclaman su derecho de ser y de existir. Su derecho de sentir y creer dentro y fuera del cristianismo. De este modo queremos rescatar la memoria de un Dios comprometido con la vida de todas y todos independientemente de nuestras creencias religiosas.

E agora, senhora, rogo-te, não como escrevendo-te um novo mandamento, mas aquele mesmo que desde o princípio tivemos: que nos amemos uns aos outros.
E a caridade é esta: que andemos segundo os seus mandamentos. Este é o mandamento, como já desde o princípio ouvistes: que andeis nele.

2 João 1:5-6


Siempre su amor esta a tu alcanze

Siempre su amor esta a tu alcanze