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jueves, 18 de marzo de 2010

El Papel De Las Mujeres En El Antiguo Testamento


En el Israel antiguo las mujeres eran consideradas como miembros de la “familia de la fe”. Como tal, podían entrar dentro de la mayoría de las áreas de la adoración.

La Ley ordenaba a todos los hombres a presentarse o comparecer ante el Señor tres veces al año. Aparentemente las mujeres iban con ellos en algunas ocasiones (Dt 29:10, 11; Neh 8:2; Joel 2:16), pero no eran requeridas a ir. Quizás las mujeres no eran obligadas a ir debido a sus importantes deberes como esposas y madres. Por ejemplo, Ana fue a Silo con su esposo y le pidió a Dios que le diera un hijo (1 S 1:3-18). Más tarde, cuando el niño nació, le dijo a su esposo: “Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre” (v 22).

Como cabeza de la familia, el esposo o padre presentaba los sacrificios y ofrendas en beneficio de toda la familia (Lv 1:2). Pero la esposa podía ser presentada también.

Las mujeres concurrían a la Fiesta de los Tabernáculos (Dt 16:14), a La Fiesta Anual del Señor Jehová (Jue 21:19-21) y al Festival de la Nueva Luna (2 R 4:23).

Un sacrificio que solamente las mujeres daban al Señor, era ofrecido después del nacimiento de un niño: “Cuando los días de su purificación fueren cumplidos, por hijo o por hija, traerá un cordero de un año para holocausto, y un palomino o una tórtola para expiación, a la puerta del tabernáculo de reunión, al sacerdote” (Lv 12:6).

Varias mujeres del Antiguo Testamento fueron famosas por su fe. Incluida en esa lista de Hebreos 11 hay dos de esas mujeres: Sara y Rahab (Gn 21; Jos 2, 6:22-25).

Ana fue un ejemplo santo de una madre israelita. Ella oró a Dios; creyó que Él escuchó sus oraciones; y cumplió con su promesa a Jehová Dios. Su historia se encuentra en 1 Samuel 1.

E agora, senhora, rogo-te, não como escrevendo-te um novo mandamento, mas aquele mesmo que desde o princípio tivemos: que nos amemos uns aos outros.
E a caridade é esta: que andemos segundo os seus mandamentos. Este é o mandamento, como já desde o princípio ouvistes: que andeis nele.

2 João 1:5-6


Siempre su amor esta a tu alcanze

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